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Daniel Bertoni y Jorge Burruchaga, dos ex Independiente, hicieron los goles decisivos en los Mundiales de 1978 y 1986. Entrevistas de Pablo Vignola y Alberto Ballestero en Diario Popular.

"Había sido preseleccionado en 1974, para el mundial de Alemania y en el último momento quedé fuera. Después me tomé la revancha jugando en el mundial de Argentina en 1978 y tuve la suerte de anotar el tercer gol en aquella inolvidable final, un recuerdo que quedará en mi corazón hasta el último de mis días”. Inevitablemente, Daniel Bertoni carga sus pulmones de emoción cada vez que recuerda aquel instante irrepetible en la vida de un jugador de fútbol.

La Selección Argentina deparó varios encuentros con aquel fantástico delantero surgido en Quilmes, y que, por recomendación de un compañero suyo en la Selección Juvenil, llegó a Independiente donde se reencontró con Bochini para conformar una de las sociedades más deslumbrantes del fútbol argentino y que le valió formar parte de aquel equipo conformado por César Luis Menotti que le dio la primera gran alegría al país.

“El solo hecho de estar citado para jugar un mundial -señala Bertoni- es muy importante para cualquier jugador de fútbol. Y la satisfacción es doble si terminás ganándolo. Vestir la camiseta de Argentina, para mí era lo máximo. Luego, hacer un gol en la final del Mundial y ganar el título del mundo por primera vez para nuestro país fue fabuloso, incomparable”.

- ¿Qué recordás de aquella copa de 1978?
- Los mejores. Nosotros luchamos mucho por prepararnos bien físicamente y futbolísticamente. Estuvimos concentrados mucho tiempo, dejamos a la familia de lado durante cuatro meses, todo por lograr el objetivo: hacer un gran mundial. No se hablaba de ganarlo, ya que nadie daba nada por Argentina, pero nos ponían entre los favoritos porque jugábamos en casa, pero ha sucedido en otros mundiales, como en México 1986 o Italia 1990, que el local no es campeón y se produce una gran desilusión. Nuestro objetivo era quedar entre los cuatro mejores y quedamos campeones. ¡Fue lo máximo! Después, muchos intentaron sacarle mérito a nuestra conquistas por las cosas lamentables que sucedían en el país en ese entonces, pero nosotros estuvimos al margen de ello y no teníamos real dimensión de lo que ocurría. En la cancha ganamos porque fuimos los mejores.

- Tuviste la posibilidad de hacer un gol en el primer partido y en el último...
- Sí, fue algo maravilloso. Porque el gol ante Hungría, en el debut argentino, me dio la chance de consolidarme como titular. Yo venía jugando todo el año 1977 desde el inicio, pero tuve una lesión antes del mundial y tuve que luchar de nuevo para ganarme el puesto. Después, en el segundo partido jugamos ante Francia y volví a quedar en el banco de suplentes. Recuerdo que me dije a mí mismo ‘bueno, tengo que seguir luchando en los entrenamientos y mostrarle al técnico que estoy para jugar este mundial’. Y lo logré.

- ¿Fue clave ese gol ante Hungría?
- Cuando Menotti me llamó para ingresar en aquel encuentro con Hungría, salí disparado del banco y me dije ‘este es mi momento y tengo que aprovecharlo’. Entré con Alonso, que hizo una jugada de taco, con la fortuna que la pelota se fue hacia mi lado. Definí esa situación, anoté el gol y ganamos 2 a 1. Siempre es importante comenzar un campeonato con una victoria. A la jornada siguiente le ganamos a Francia y quedamos clasificados, por lo que sólo restaba enfrentar a Italia para ver si seguíamos en Buenos Aires o no. Al final, los italianos nos ganaron con un gran equipo y tuvimos que marcharnos a Rosario.

- ¿No los afectó la derrota ante Italia?
- Después del partido estábamos mal, porque no queríamos irnos de donde estábamos. Quedamos muy amargados y tristes. Me acuerdo que la gente salió a las calles para alentarnos, y eso nos dio mucho ánimo para salir para Rosario a buscar la clasificación. Si nos hubiésemos quedado en Buenos Aires nos tocaban Alemania, Holanda y Austria. Pero se quedó Italia. Y en nuestro grupo estaban Brasil, Perú y Polonia. Una Polonia que en el 1974 fue el equipo revelación.

La gente jugó
- Pero necesitaban una goleada para acceder a la final...
- Ya habíamos jugado con Perú antes del mundial y le habíamos ganado 4 a 0, y luego en la cancha de Boca le volvimos a ganar 3 a 1. Teníamos equipo para ganarle a Perú, sin dudas y el apoyo que tuvimos de la gente fue impresionante, con la ventaja de que los hinchas estaban mas cerca del campo de juego. Necesitábamos cuatro goles y sin embargo les ganamos por seis. Entonces quedó alguna duda sobre el desarrollo para el periodismo, pero no para la gente. Habíamos empatado con un Brasil muy difícil 0 a 0. Le habíamos ganado a Polonia 2 a 0, jugando muy bien. Merecíamos la clasificación y lo demostramos en la final.

- La final contra Holanda ¿fue el partido más difícil?
- Todos los encuentros eran difíciles. Lo fue el primer partido contra Hungría, porque ellos tenían un buen poderío y contaban con grandes jugadores. También Francia, que estaba liderada por Platini, un equipo extraordinario. O Italia, que todo el mundo daba como la favorita para llegar a la final. Holanda, lógicamente, también lo fue. No por nada fue el mejor equipo de la década del setenta. Para un partido de esas características, el equipo tiene que estar bien física, anímica y mentalmente. Y nosotros lo estábamos. Veníamos de menor a mayor, eso es lo importante. Por eso yo tenía mucha fe.


Anécdota de Fe
“Campeones o no, teníamos que ir a una fiesta en la noche del partido contra Holanda. Yo me olvidé el traje. Mi esposa y mi padre me lo llevaron a la concentración, y me preguntaron cómo estaba. Recuerdo que les dije que se quedaran tranquilos, porque íbamos a ser los campeones del mundo. Estaba muy bien el equipo, podía sentirlo en el aire”, contó Bertoni.

Pablo Vignola

Burruchaga: "Son momentos únicos"
La imagen vuelve una y otra vez. Jorge Burruchaga define contra el palo derecho y le da nada menos que el título de campeón, a una Argentina que había sido el mejor equipo del Mundial de México 86. Hoy Burru dejó hace poco de dirigir a Arsenal y mientras espera el llamado de algún club -tiempo que aprovechó para una operación en su rodilla derecha que no admitía más dilaciones- evoca aquella epopeya con Mundial Deportivo.

- A casi 24 años de aquello, ¿qué cosas te vienen a la memoria?
- Un montón de recuerdos. Logré lo máximo en mi carrera, que para un futbolista es tratar de jugar un mundial y salir campeón representando a su país. Hay varios recuerdos hermosos y lógicamente que el del final, fue el más lindo de todos. Ese mundial terminó con un éxito impensado, algo que no se esperaba. Sí nosotros que, cuando llegamos a México, dijimos que éramos la primer selección en llegar y que íbamos a ser la última en irnos. A partir de eso, se fortaleció el grupo, nos mentalizamos y nos dimos cuenta de que esto es fútbol, de que se podía.

- ¿Qué se te cruzó por la cabeza en ese instante?
- Son momentos únicos de la vida, la felicidad que se siente, es difícil de describir con palabras. Muchas veces se dice algo abstracto, como tocar el cielo con las manos y es un poco eso. Es comparable al nacimiento de un hijo, algo que también te parece increíble. Cuando voy al costado, me arrodillo y miro al cielo y cuando uno lo hace, es lógicamente para agradecer o para pedirle a Dios que lo pueda ayudar. En mi caso, fue agradecer el momento que me hizo vivir. Ojo, que yo también puse un montón de esfuerzo. En esos instantes pensé en todo lo que viví desde chico, lo que me costó llegar. Era un poco como mirar a mi viejo, que había fallecido nueve años antes. El no quería que yo jugara al fútbol, éramos una familia numerosa, todo costaba mucho y no teníamos nada. También me acordé de mi vieja, que hacía lo imposible para darme los centavos para que yo pudiera viajar a hacer lo que yo quería. Mis hermanos no pudieron llegar a primera.

- Que Diego haya dicho que el gol más importante fue el tuyo, me imagino que debe haber representado mucho para vos...
- Me halaga que haya dicho eso. Pasa que fue el gol que nos dio la copa, en un contexto en donde el partido se había tornado complicado en diez minutos increíbles. Era un partido que estaba relativamente fácil. Pero a los alemanes y esto que se entienda bien, los tenés que matar, porque si no, resurgen. Así fue como, en dos pelotas paradas, llegaron al empate. Pero esa Selección tenía hambre, fuerza anímica, grandeza y muchas ganas de salir campeón. Eso nos permitió llegar al tercero y fue el más importante, porque nos daba definitivamente la copa.no jugabamos bien

- Si bien el rendimiento no era el ideal, ¿te llamaron la atención las críticas?
- Eramos conscientes de que no jugábamos bien. Pero había que entender que hubo un cambio radical, de 180 grados, respecto de lo que se venía haciendo. En el caso de los que estábamos en Independiente, en la Selección jugábamos de otra manera, completamente distinta. En el fútbol no hay milagros, no quiere decir que pongas once fenómenos y se vaya a conseguir resultados seguro. Todo lleva un tiempo, un proceso y a nosotros nos costó mucho hasta convencernos de lo que quería Bilardo. Pero en ese mes de que él hablaba, hicimos no menos de cincuenta entrenamientos. Hoy la Selección llegó con dos semanas, hay mucha más competencia que hace 25 años. Nuestra ventaja, era que estábamos convencidos de lo que queríamos, de adonde íbamos. Y que estando tranquilos y fuera del país, íbamos a cambiar y por suerte, cambiaron en el lugar donde se debían.

“Se quiso dar un golpe”
- ¿Qué cosas se pueden comparar de aquel proceso con respecto a este?

- Muy poquitas. Tal vez esté el hecho de que el gol haya sido a Perú, de que se llegara al mundial casi por la ventana. Pero creo que nuestro proceso fue el más duro, el más criticado, el más castigado. Hasta que se quiso dar un golpe de estado deportivo. Si no era por don Julio y por uno o dos que apoyaron, tal vez Bilardo no hubiese llegado. Su gran virtud fue que, del listado inicial de dieciocho jugadores, llegamos ocho. Hace 27 años, Bilardo venía con toda su fama, con su disciplina táctica, con un cambio de manera de jugar que en Argentina no se entendía, como tirar centros y mirar videos, lo que después empezó a hacer todo el mundo.

- ¿Cuándo sintieron que podían ser campeones?
- Nuestro punto de inflexión, fue el partido contra Uruguay. Allí jugamos 75 minutos de un fútbol bárbaro.

“Diego me engañó en el gol a los ingleses”
En la charla con Burruchaga, no podía estar ausente el partido ante los ingleses y aquel gol extraordinario de Maradona. Vale la pena reparar en este testimonio...

- ¿Te engañó hasta vos Diego en el gol a los ingleses?
- Sí. El siempre dijo que lo había visto a Valdano y yo estaba más cerca, él estaba más afuera. Sobre todo, cuando le toca enfrentar a Fendwick, el líbero que, ante el amago de Diego, juega el cuerpo un poco con el pase hacia mí, que venía entrando muy solo por adentro y el ya venía exigido. Allí es donde sigue la gambeta y Butcher se le tira de atrás.

Alberto Ballestero

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