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Con nuevos nombres, Independiente siguió siendo el mismo que terminó el torneo pasado. Pálido, sin ideas, sin fútbol y sin presencia en el área, el Rojo perdió ante un equipo débil que no hizo nada para llevarse los tres puntos.

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Una pobrísima versión de Newell's, devaluado y sin jugadores resonantes ni grandes incorporaciones le ganó a otra pobrísima versión de un Independiente renovado en sus nombres pero no en el esquema ni el funcionamiento.

Es cierto que el Rojo no mereció perder, ¿pero hizo algo para ganar? El equipo fue tímido, no tuvo ideas y por más que Patricio Rodríguez haya puesto voluntad, no alcanzó. El nuevo 10 fue siempre para adelante y se mostró como el único que podía imprimirle un cambio de ritmo al partido, algo que Independiente padeció todo el torneo anterior, dependiendo siempre de las ráfagas de Montenegro. Pero el Patito todavía no es el Rolfi, y sus valentías quedaban a medio camino sin compañía.

Patricio Rodríguez, la 10 y la pelota

Los nuevos no mostraron mucho, aunque el chico Galeano fue claramente una figura destacable en la noche del debut, más allá de un posible error en el gol. Luego, la solidez de Tuzzio, y poco más.

El primer tiempo fue inexistente en cuanto a jugadas de gol y riesgo, pero en el segundo el Rojo se animó a más. El ingreso del Cuqui Silvera parecía poder darle al conjunto de Gallego la presencia en el área que se extrañaba. Sin embargo, el delantero demostró que aún no está a pleno físicamente.

Ni Gandín ni Núñez fueron nunca a buscar entre los centrales, y los pelotazos de Hilario o los defensores rara vez pasaba por el medio de la cancha. Junto a Silvera hizo su presentación Piatti, que de sus nuevos compañeros sólo conocía las fotos en los diarios. A Gallego no le importó que el ex Gimnasia sólo haya pasado una noche con el plantel, y lo hizo ingresar por Núñez.

Galeano y Tuzzio, de buen rendimiento

El ingreso de Machín por Patricio Rodríguez, a falta de casi veinte minutos desconcertó a todos. Daba la impresión de que el Tolo quería cerrar el partido, y la inclusión de un volante de marca por el único que podía dar algo distinto en cancha era una sorpresa. La visita se aprovechó, y en una ráfaga de tres jugadas consecutivas en menos de dos minutos puso el tanto de la victoria.

Manso, el público del Rojo que copó la cancha de Lanús, terminó yéndose del sur con la sensación de haber participado como espectador de una obra reptida, aunque con distintos intérpretes. Para colmo, Newell's... (¡este Newell's!) se va con los tres puntos, y que el Rojo (¡el nuevo Rojo!) se pareció mucho al anterior.

Emiliano Penelas

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