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Guillermo Rodríguez sabe que se le fue la mano, y a pesar de las disculpas que le pidió luego del partido al árbitro asistente Diego Romero, podría recibir diez fechas de suspensión. "Estoy tranquilo pero arrepentido", dijo el uruguayo.


El central de Independiente Guillermo Rodríguez seguramente pagará caro su exabrupto del domingo, cuando luego de ser expulsado por Lunati tomó del cuello al juez de línea Diego Romero. Sin dudas el Rojo sentirá también la ausencia del defensor al momento en que se expida el Tribunal de Disciplina de la Asociación del Fútbol Argentino. Como antecedentes a su reacción están las de Gastón Sessa (en el 02, jugando en Vélez, ahorcó a Pezzotta) y Daniel Tilger (en el 03, en Chicago, le dio una bofetada a Baldassi). En ambos casos los jugadores recibieron diez fechas, y se especula con que el uruguayo reciba la misma cantidad.

A Rodríguez le correspondería el el artículo 184 del Reglamento de la AFA, que prevé una "suspensión de 10 a 30 partidos al jugador que salivare en forma deliberada, intente agredir, amenace u ofensa gravemente al árbitro, le arroje intencionalmente la pelota con las manos o pies, alcanzando golpearlo, o cualquier otro ataque que se realice con menor violencia que en los casos previstos en el articulo anterior" (habla de una agresión más severa).

El jugador, que habló por Radio Rivadavia, dijo sentirse “tranquilo pero arrepentido” por lo hecho. “Si me echó por un insulto, tendría que haber expulsado a varios más. Igual me equivoqué y por eso pedí disculpas: estaba nublado. No soy de hacer esas cosas. No falto el respeto porque no me gusta que nadie falte el respeto y yo le falté el respeto como hombre", señaló.

Mientras, el técnico Claudio Borghi ya piensa en los relevos obligados. En el caso del zaguero, su puesto podría ser ocupado por Juan Caracoche, aunque el Bichi reconoció que sólo tiene dos partidos en Primera y quiere ser cauteloso. Por Montenegro, aún está en duda si ante Gimnasia de Jujuy, mañana, jugará Emanuel Centurión o Leonel Ríos.

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